PUNTOS IMPORTANTES:
- Tarifas de Trump al cobre suben a 50 % y autos mantienen 25 %
- Sectores acero aluminio cobre y fármacos sentirán impacto
- Expertos prevén impacto prolongado en cadenas de suministro
El presidente Donald Trump anunció nuevas tarifas que podrían tener un impacto más fuerte que otros aranceles impuestos anteriormente, según expertos y analistas del sector. Mientras sus tarifas generales contra más de una docena de países generan preocupación por futuras medidas comerciales específicas, muchas veces se pasan por alto los gravámenes dirigidos a productos clave que ya están en vigor o que podrían activarse pronto.
Estas llamadas tarifas de la Sección 232 —ya aplicadas a autos, acero y aluminio, y ahora propuestas para el cobre y otros productos— limitan aún más la flexibilidad de empresas y socios comerciales de EE. UU. en un entorno global cada vez más incierto.
Trump anunció el martes que impondrá tarifas de 50% a las importaciones de cobre, el doble de lo que había planteado anteriormente para este metal estratégico. Además, señaló que pronto anunciará tarifas “muy altas” para productos farmacéuticos.
Tras el anuncio, los precios del cobre subieron con fuerza en el mercado, registrando su mayor alza diaria desde 1989. El contrato de futuros de cobre para septiembre cerró el martes con un incremento de 13%, a 5,6855 dólares por libra.
Estas amenazas son la última señal de la disposición de Trump a usar tarifas sectoriales como herramienta de presión sobre sus socios comerciales y como vía para remodelar la economía estadounidense.
El anuncio se dio un día después de que Trump estableciera tarifas generales a importaciones de 14 países, efectivas desde el 1 de agosto. Entre los afectados están Japón, Corea del Sur, Malasia, Kazajistán, Sudáfrica, Laos, Myanmar, Bosnia y Herzegovina, Túnez, Indonesia, Bangladesh, Serbia, Camboya y Tailandia.
Impacto de las tarifas específicas en sectores clave
Si bien las negociaciones con varios países siguen en curso y algunos buscan excepciones, las tarifas sectoriales ya están afectando a los socios comerciales y a los consumidores estadounidenses. Sudáfrica y Kazajistán, incluidos en la lista, son grandes productores de aluminio, mientras que Japón y Corea del Sur destacan en la producción de acero.
“Las tarifas recíprocas dominan los titulares, pero las tarifas específicas por producto tendrán un impacto significativo en el mercado interno”.
Mike Lowell, socio del bufete Reed Smith, a CNBC.
El mes pasado, Trump anunció que duplicaría las tarifas sobre importaciones de acero y aluminio hasta 50%, con vigencia inmediata. Estos materiales son esenciales para bienes duraderos como autos y electrodomésticos, pero también para artículos de uso diario como cierres y utensilios de cocina.
A diferencia de su primer mandato, donde las tarifas al acero y aluminio eran de 25% y 10% respectivamente, estas nuevas medidas no solo son el doble de altas, sino que además se suman a otros aranceles ya existentes.
“El uso de la Sección 232 junto con otros instrumentos complica aún más el panorama arancelario y eleva la importancia de negociar exenciones”.
Iacob Koch-Weser, de BCG.
Trump justifica estas tarifas en la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que permite al presidente ajustar aranceles si considera que la seguridad nacional está en riesgo. También ha usado la Sección 301 para tarifas específicas a productos chinos, muchas de las cuales permanecieron durante la administración Biden.
Autos, nuevos sectores y el poder presidencial para tarifas
El sector automotriz ha sido otro de los más afectados, con tarifas de 25% que impactan principalmente a Japón y Corea del Sur, grandes exportadores de autos a EE. UU. La Casa Blanca analiza posibles exenciones para algunas compañías tras la presión de la industria.
En abril, una orden ejecutiva evitó que estas tarifas automotrices se sumaran a otros gravámenes como los del acero y aluminio, dando un respiro temporal al sector. Sin embargo, los expertos advierten que el verdadero efecto de estos aranceles podría sentirse con retraso, dada la naturaleza de las cadenas de suministro globales.
A nivel legal, los expertos destacan que la autoridad presidencial es más sólida para imponer tarifas sectoriales que las recíprocas por país, actualmente impugnadas en tribunales. Lowell explicó que estas tarifas específicas “no son objeto de la litigación pendiente y es más probable que sobrevivan a impugnaciones legales”.
Trump incluso ha mencionado posibles tarifas adicionales a productos agrícolas, iPhones, camiones y otros artículos, aunque aún no se han anunciado medidas formales. Además, ordenó investigaciones de seguridad nacional para las importaciones de cobre y madera, cuyos resultados se esperan en noviembre. Sin embargo, sus comentarios recientes sugieren que las tarifas al cobre podrían llegar mucho antes.
“Hoy vamos por el cobre”, dijo Trump, destacando la importancia de este metal utilizado en la mayoría de las instalaciones eléctricas de los hogares estadounidenses.
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