PUNTOS IMPORTANTES:
- China lidera solar y eólica pero expande plantas de carbón.
- La seguridad energética prioriza carbón sobre renovables.
- Expertos dudan de la viabilidad real de la energía verde.
China y su paradoja energética: verde y contaminante a la vez
En 2020, China anunció alcanzar neutralidad de carbono para 2060, con pico de emisiones en 2030. Sin embargo, Greenpeace alertó que 2025 será crítico para frenar emisiones en su sector eléctrico.
Aunque domina energías renovables, es el mayor consumidor mundial de carbón. Sus planes no apuntan a sustituirlo pronto, a pesar de su imagen como líder global en tecnología limpia, lo que también impacta los mercados energéticos internacionales.
El auge de las renovables y la realidad del carbón
China produce más de 50% de la energía solar global y lidera en paneles solares, turbinas eólicas y baterías. Entre enero y mayo de 2025 instaló capacidad equivalente a la demanda de Polonia o Turquía.
Pero su estrategia incluye subsidios y precios dumping, afectando industrias renovables de otros países. Además, la confiabilidad de la solar y eólica es inferior a la del carbón, esencial para su seguridad energética.
En 2024, aprobó 66,7 GW en nuevas plantas de carbón y comenzó obras por 94,5 GW, equivalentes a 93% de las construcciones mundiales. Su consumo anual superó 542 millones de toneladas en 2024.
La contradicción verde y el desafío de recursos
Expertos critican que la energía “verde” no es realmente renovable. Sus turbinas, paneles y baterías requieren minería intensiva, con impacto ambiental similar a combustibles fósiles.
Además, su baja densidad energética exige enormes volúmenes de minerales y plásticos. Muchos componentes no se reciclan económicamente, generando desechos tóxicos y presión sobre recursos estratégicos.
Un estudio de la Universidad de Texas concluyó que eólica y solar son 33 y 23 veces peores que el gas natural en escasez de minerales, y con baterías, 421 y 412 veces peores.
Incluso el Kleinman Center de la Universidad de Pennsylvania advierte que la transición verde requerirá movilización económica no vista desde la revolución industrial, tensionando recursos como silicio, litio y manganeso.
Ante esta realidad, la expansión de plantas de carbón en China refleja su prioridad: garantizar energía estable sin importar el impacto ambiental o su narrativa internacional de sostenibilidad.
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