PUNTOS IMPORTANTES:
- Criptoempresas regresan a EE. UU. por impulso regulatorio.
- Trump y Atkins promueven un ecosistema cripto nacional.
- Nexo, OKX y Bitmain reanudan operaciones desde EE. UU.
Las criptoempresas comienzan a regresar a Estados Unidos ante señales claras de un cambio regulatorio favorable y un renovado impulso político al ecosistema digital local.
Durante un discurso el jueves en el America First Policy Institute, el presidente de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), Paul Atkins, hizo un llamado a “repatriar los negocios cripto que se fueron”, reforzando la estrategia del presidente Donald Trump de posicionar al país como centro global de activos digitales.
El viernes, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, calificó este momento como “la edad dorada de las criptomonedas” en Estados Unidos y exhortó a los desarrolladores a fundar y expandir sus proyectos dentro del país: “Empiecen sus empresas aquí. Lancen sus protocolos aquí. Contraten a sus trabajadores aquí”.
Gracias a una normativa más clara y el respaldo político de alto nivel, algunas compañías están respondiendo. Mientras unas trasladan operaciones desde el extranjero, otras —como Kraken y MoonPay— amplían su presencia nacional como parte del cambio de rumbo regulatorio.
Vuelve el interés por operar desde EE. UU.
El giro político a favor de las criptoempresas, sumado a legislación concreta y un clima regulatorio más definido bajo la administración Trump, empieza a generar resultados. Varias compañías globales están reabriendo operaciones en Estados Unidos y relocalizando sus actividades en territorio estadounidense.
El 28 de abril, Nexo —plataforma de préstamos y rendimientos cripto con sede en Bulgaria— anunció su retorno al mercado estadounidense tras varios años de ausencia. La empresa argumentó que la claridad regulatoria y un enfoque más constructivo por parte de las agencias federales motivaron su decisión.
A inicios de mayo, Deribit, una bolsa de derivados con sede en Países Bajos, habría comenzado a explorar su entrada al mercado estadounidense. Ese mismo mes, la firma londinense de trading algorítmico y creadora de mercado Wintermute abrió una oficina en Nueva York.
En junio, OKX —un exchange centralizado registrado en Seychelles— formalizó su regreso a Estados Unidos, estableciendo una nueva sede en San José, California, tras alcanzar un acuerdo de 500 millones de dólares con reguladores locales. El movimiento marcó un cambio estratégico hacia un crecimiento doméstico más sólido.
En julio, Bitmain —empresa minera con sede en Pekín— anunció planes para abrir su primera planta de producción de equipos ASIC en Estados Unidos para inicios de 2026, según Bloomberg. También comunicó que establecerá una sede operativa en Texas o Florida antes de que termine el tercer trimestre del año.
Este anuncio llegó tras informes de mediados de junio que revelaron que Bitmain, Canaan y MicroBT —empresas que en conjunto controlan una parte significativa del mercado global de ASIC para minería de Bitcoin— están trasladando su producción a Estados Unidos.
Compañías estadounidenses consolidan su presencia
Además del retorno de actores globales, varias criptoempresas con base en Estados Unidos están reforzando sus operaciones a nivel local.
En junio, Kraken trasladó su sede global a Cheyenne, Wyoming, aprovechando la posición favorable del estado hacia los activos digitales.
Por su parte, MoonPay —originalmente con base en Miami— abrió una nueva sede en la ciudad de Nueva York en abril. Dos meses después, anunció que obtuvo licencias para operar legalmente en los 50 estados del país.
La conjunción entre respaldo político, claridad normativa y voluntad institucional parece marcar un punto de inflexión para el sector cripto en Estados Unidos. Con señales cada vez más evidentes desde la administración Trump y los reguladores federales, el país comienza a consolidarse como un destino atractivo para proyectos blockchain, exchanges y empresas vinculadas a los activos digitales.
El proceso de relocalización aún se encuentra en fases tempranas, pero ya representa un giro significativo frente al éxodo que vivió la industria en años anteriores ante la incertidumbre legal. El desarrollo y consolidación de este entorno regulado será clave para determinar si el “regreso cripto” logra traducirse en innovación, inversión y empleo sostenido dentro del territorio estadounidense.
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