PUNTOS IMPORTANTES:
- Refuerza el papel del oro en un mercado tensionado por la inflación.
- Bancos centrales acumulan reservas ante riesgos geopolíticos crecientes.
- Estrategias de cartera buscan balancear refugio y volatilidad.
Oro y mercados frente al dilema de la Reserva Federal
En 2025, la inflación en Estados Unidos se ha convertido en un reto para quienes buscan refugio frente a la volatilidad de los mercados y los riesgos macroeconómicos persistentes.
El IPC mensual proyectado en 0,2% para julio y el IPC subyacente en 3,0% interanual dejan a la Reserva Federal un margen reducido para aplicar recortes de tasas.
Los aranceles sobre importaciones de autos, electrónicos y ropa han incrementado la inflación de bienes. La inflación de servicios, aunque moderada, muestra riesgo de reactivación en el corto plazo.
Esta combinación de presiones llevó al oro a superar los 3.500 dólares por onza en abril, reforzando su papel estratégico en la asignación de carteras globales.
El régimen arancelario estadounidense, con tasas nominales del 15% pero efectivas cercanas al 9%-10%, ha provocado un efecto inflacionario retardado en la economía doméstica.
Según Goldman Sachs, el IPC podría alcanzar entre 3,0% y 3,5% en diciembre, con el núcleo aumentando hasta 3,5%-4,0% para finales de año.
Esta diferencia entre tasas nominales y efectivas revela un riesgo estructural. Aunque los datos generales parezcan controlados, los costos internos en cadenas de suministro siguen aumentando.
Para el oro, esto refuerza su función como cobertura frente a la inflación, ahora impulsada por políticas comerciales y señales monetarias inciertas en todo el mundo.
Reservas estratégicas y reajuste de carteras en un entorno incierto
Los bancos centrales de mercados emergentes añadieron más de 1.000 toneladas de oro a sus reservas entre 2024 y 2025, el mayor ritmo desde la década de los sesenta.
China, India y Türkiye encabezaron estas compras con el objetivo de protegerse ante la depreciación del dólar y una inestabilidad geopolítica cada vez más evidente.
Incluso Estados Unidos mantiene el 74% de sus reservas en oro, reconociendo su valor como activo estratégico en un contexto económico incierto y desafiante.
El ascenso del oro no se explica únicamente por la inflación. Conflictos internacionales y tensiones comerciales han impulsado la demanda de activos refugio.
El ETF SPDR Gold Shares (GLD) acumuló entradas de 310 toneladas en 2025, con participaciones estadounidenses y chinas aumentando 9,5% y 70%, respectivamente.
La baja correlación del oro con acciones y bonos fortalece su atractivo, sobre todo ante un posible recorte de 25 puntos básicos en septiembre.
Los futuros del mercado asignan una probabilidad del 95% a esa reducción de tasas, lo que podría debilitar al dólar y favorecer al oro como inversión.
Para los inversores, el desafío es equilibrar la cobertura que ofrece el oro con su volatilidad histórica y la influencia de movimientos especulativos.
Una estrategia efectiva incluye asignar 5%-10% de la cartera a ETFs o lingotes físicos, diversificar con TIPS o acciones defensivas y ajustar posiciones según señales de la Fed.
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