PUNTOS IMPORTANTES:
- La energía nuclear gana protagonismo como fuente estable y limpia para abastecer centros de datos.
- Microsoft y Meta invierten más de 1.100 MW para reactivar plantas cerradas en EE. UU.
- El modelo podría escalar, pero enfrenta trabas técnicas, regulatorias y de capital humano.
La planta nuclear Three Mile Island, ubicada en las afueras de Harrisburg, Pensilvania, fue el sitio del peor accidente nuclear comercial en la historia de Estados Unidos. El desastre de 1979, que liberó material radiactivo al medioambiente, proyectó a la energía nuclear como una empresa peligrosa que pocas organizaciones se atrevieron a impulsar. Sin embargo, tras años de cierres de plantas, esta fuente energética está experimentando un renacimiento.
Three Mile Island será reactivada en 2027 como el Crane Clean Energy Center, en parte para alimentar centros de datos tras un acuerdo de compra de energía con Microsoft (MSFT). Meta (META) también rescató una planta nuclear en Illinois que estaba en riesgo de cerrar, tras firmar un acuerdo por 1,1 gigavatios. Estos movimientos reflejan una tendencia creciente entre los hiperescaladores tecnológicos de adoptar la energía nuclear como base para su expansión.
Si bien la energía nuclear ofrece un suministro estable y con bajas emisiones, su capacidad para redefinir realmente el mercado energético depende de superar complejos desafíos operativos, financieros y laborales.
Data centers y demanda energética
El reciente apoyo político durante la administración de Donald Trump aceleró el desarrollo nuclear, aunque la inversión ha venido en aumento desde hace años. En 2023, bajo la administración de Joe Biden, Estados Unidos se unió a más de 20 países en el compromiso de triplicar la capacidad nuclear global para 2050 con el objetivo de cumplir metas climáticas.
El punto diferencial actual es la velocidad con la que las empresas quieren reactivar estas plantas. La urgencia responde al aumento explosivo en la necesidad de alimentar centros de datos para inteligencia artificial y computación en la nube. Según Goldman Sachs, la IA impulsará un incremento del 165 % en la demanda energética de los centros de datos en los próximos cinco años.
Esta necesidad energética ha generado una dinámica única: empresas tecnológicas están dispuestas a invertir cientos de millones de dólares en restaurar instalaciones nucleares fuera de servicio a cambio de contratos de energía a largo plazo. A diferencia de los clientes tradicionales, estos actores pueden firmar acuerdos de décadas, justificando así el alto coste inicial de reactivación.
Obstáculos al reactivar plantas nucleares
Actualmente existen 94 reactores nucleares operativos en EE. UU. y 18 que están retirados o en proceso de retiro. Casi la mitad de estos últimos están bajo evaluación de la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) para su posible reinicio. Sin embargo, muchos son demasiado antiguos y costosos de rehabilitar. Incluso los reactivables requieren inversiones de cientos de millones de dólares y largos cronogramas de ejecución.
Cualquier edificio cerrado por más de cinco años necesita reparaciones, mejoras e inspecciones. En una planta nuclear, esto se amplifica: es necesario restaurar licencias operativas, cumplir con normas regulatorias actuales y resolver un punto crítico: la falta de ciberseguridad moderna.
El entorno actual presenta amenazas cibernéticas sofisticadas que no existían cuando muchas plantas operaban por última vez. En 2024, los ciberataques a servicios públicos de EE. UU. crecieron un 70 %, lo que obliga a implementar mejoras urgentes para evitar vulnerabilidades ante actores maliciosos.
Otro cuello de botella es la cadena de suministro. La capacidad de producir barras de uranio se redujo durante la caída del sector nuclear, y reconstruir esta infraestructura tomará tiempo. Estos componentes requieren instalaciones especializadas y controles de calidad rigurosos.
La escasez de talento también es crítica. Muchos operadores nucleares experimentados se jubilaron tras el cierre de instalaciones en la última década, llevándose consigo conocimientos clave. Formar nuevos operadores exige años de certificaciones y experiencia con protocolos de seguridad complejos. La competencia con sectores que ofrecen mejores condiciones salariales dificulta aún más atraer talento calificado.
La energía nuclear no basta sola
Incluso si se superan estos retos, los escenarios más optimistas reconocen que la energía nuclear no puede reemplazar toda la matriz energética. Aunque algunos proyectos de gas natural y renovables se desaceleran, otros siguen creciendo. En Texas, el fondo estatal de energía aprobó su primer préstamo para una planta de gas natural de 122 megavatios, con inicio de operaciones en 2027.
Un auge nuclear no implica la eliminación de otras fuentes. Cada tecnología tiene un rol específico: la nuclear brinda energía base estable, pero se necesitan fuentes flexibles que puedan ajustarse rápidamente a la demanda, como el gas. A pesar de sus limitaciones, la solar y eólica siguen siendo rentables para muchos usos y seguirán cumpliendo funciones esenciales.
Incluso donde la energía nuclear sea viable, los largos plazos de construcción exigen que otras tecnologías cubran la brecha durante la transición. La seguridad energética depende de una combinación de fuentes, no de una apuesta única.
Nuevo modelo de financiamiento energético
Los centros de datos han otorgado a la energía nuclear algo poco común: clientes dispuestos a pagar por adelantadopara asegurar suministro energético a largo plazo. En lugar de depender de subsidios inciertos, las empresas están financiando su propia necesidad de electricidad confiable. Esto plantea un modelo de financiamiento basado en demanda real de mercado, que podría extenderse a otros sectores industriales.
Aunque esta demanda impulsa al sector, el gran riesgo es que los proyectos de reactivación se aceleren sin la preparación adecuada. Para tener éxito, se requerirá un respaldo político constante, inversión sostenida en talento, refuerzo de la cadena de suministro y paciencia frente a retrasos inevitables.
La prueba definitiva llegará en la próxima década, cuando estos proyectos pasen de los anuncios a la construcción y operación. El potencial de la energía nuclear es real, pero apresurarse puede poner en peligro el mismo renacimiento que intenta concretar.
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