PUNTOS IMPORTANTES:
- El dólar débil pone a exportadores en el radar global.
- Europa y Asia sufren por divisas fuertes y menos turismo.
- Las tasas podrían bajar para frenar la apreciación local.
La reciente caída del dólar estadounidense ha comenzado a generar un efecto dominó en la economía global. A medida que la moneda pierde valor, los efectos se sienten desde Asia hasta Europa, alterando proyecciones, decisiones de política monetaria y márgenes de ganancia.
El índice ICE U.S. Dollar, que mide el desempeño del dólar frente a otras monedas principales, ha bajado un 8% en lo que va del año, marcando su peor comienzo desde 1995. Esta caída ha sido sorpresiva para muchos analistas, especialmente en un contexto en el que los aranceles impuestos por la administración Trump deberían haber impulsado un fortalecimiento de la divisa.
Sin embargo, en lugar de apreciarse, el dólar ha perdido terreno frente al euro, la libra esterlina, el yen japonés y el franco suizo. Esta debilidad tiene implicancias profundas para las empresas extranjeras que venden productos en Estados Unidos, desde automóviles hasta bebidas alcohólicas.
Derek Halpenny, jefe de investigación de mercados globales en MUFG, afirmó que “para los exportadores, ya no hay una compensación cambiaria que amortigüe el impacto de los aranceles en el consumidor estadounidense”, lo que agrava la presión financiera sobre estas compañías.
Un dólar más débil reduce el valor de los ingresos obtenidos por filiales estadounidenses cuando se convierten a euros o yenes. Además, encarece los productos extranjeros para el consumidor estadounidense, afectando la competitividad.
Exportadores bajo presión por el dólar débil
Toyota (TM) es un caso emblemático. La compañía japonesa enfrenta una caída en sus beneficios debido a que el yen se fortaleció, pasando de 157 a 143 unidades por dólar, lo que encarece sus exportaciones. La debilidad prolongada del yen había sido un factor clave para la rentabilidad de los grandes exportadores japoneses, pero esa ventaja ahora se está desvaneciendo.
En Europa, el fortalecimiento del euro genera una situación similar. Empresas como Prada, LVMH (MC), Campari (CPR) y Pernod Ricard (RI) podrían ver sus ingresos deteriorarse, según un análisis de UBS. Las ganancias obtenidas en dólares ahora rinden menos al repatriarse, lo que afecta los balances.
Deutsche Bank (DBK), por su parte, ha recortado su previsión de beneficios para las compañías del índice Stoxx Europe 600, del 6% al 4%, y advirtió que podría reducirla aún más si el euro continúa en sus niveles actuales. Esta tendencia también amenaza con ralentizar el ya débil crecimiento económico de la eurozona, Reino Unido y Japón.
El turismo también sufre. Un dólar más barato reduce el poder de compra de los turistas estadounidenses, que en años recientes aprovecharon la fortaleza de su moneda para viajar a destinos como España y Japón. La caída en el gasto turístico afecta directamente a la actividad económica en regiones dependientes del sector.
En medio de este panorama, algunos bancos centrales están considerando medidas para frenar la apreciación de sus monedas. El Banco Central Europeo y el Banco de Corea podrían anunciar recortes de tasas esta semana. En Suiza, donde el franco se ha fortalecido más de un 10% frente al dólar, los inversionistas no descartan una baja de emergencia para evitar un escenario deflacionario.
Las políticas de Trump reconfiguran el equilibrio global
La caída del dólar ha estado influenciada por la percepción de los inversionistas sobre la incertidumbre de las políticas comerciales de Donald Trump. En lugar de atraer capitales como un refugio, EE. UU. está viendo una salida de flujos que antes apostaban a su liderazgo económico global.
Esta dinámica ha revalorizado las monedas extranjeras y alimentado temores sobre la sostenibilidad del dólar como refugio en tiempos de crisis. Aunque la Casa Blanca ha enviado señales mixtas sobre su postura, algunos asesores de Trump han mostrado inclinación hacia un dólar más débil para estimular las exportaciones.
El propio Trump ha señalado que una moneda fuerte ha perjudicado la competitividad de la industria estadounidense y ha incrementado los déficits comerciales que pretende corregir con aranceles. Este enfoque, sin embargo, ha generado más distorsiones que soluciones.
En China, las autoridades han permitido que el yuan se acerque a su nivel más bajo frente al dólar en años. Algunos analistas temen que Beijing devalúe aún más su moneda para compensar el impacto de la guerra comercial, lo que podría intensificar la volatilidad en los mercados globales.
Incluso en lugares remotos como las islas Hébridas Exteriores, en Escocia, se sienten los efectos. Margaret Macleod, directora ejecutiva de Harris Tweed Hebrides, comentó que el debilitamiento del dólar complica aún más la venta de productos como tejidos de lana y whisky escocés en Estados Unidos, especialmente bajo un arancel del 10%.
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