El aumento de tensiones entre Venezuela y Estados Unidos vuelve a encender las alarmas en los mercados internacionales. Informes de Reuters y Le Monde apuntan a un posible escenario militar tras recientes maniobras estadounidenses cerca del Caribe. En medio de la incertidumbre, analistas y usuarios se preguntan cómo podría reaccionar Bitcoin, el activo digital más importante del mundo.
Durante los episodios de crisis geopolítica, los inversionistas suelen alejarse de los activos considerados de riesgo. Aunque Bitcoin ha sido llamado “oro digital”, su comportamiento histórico muestra que tiende a caer en el corto plazo cuando aumenta la tensión global. Un análisis de Brave New Coin indica que, ante un conflicto bélico, las ventas iniciales suelen ser rápidas por la búsqueda de liquidez, antes de estabilizarse días después.
En el caso de Venezuela, el panorama podría ser distinto. El país figura entre los mayores usuarios de criptomonedas en América Latina debido a la inflación y las restricciones financieras. De producirse un conflicto o nuevas sanciones, los ciudadanos podrían recurrir con más fuerza a Bitcoin y stablecoins para proteger su dinero, enviar remesas o mantener operaciones fuera del sistema bancario tradicional. Fuentes de CryptoNews Australia destacan que, en contextos de sanciones o guerra, la adopción de criptoactivos suele dispararse como mecanismo de supervivencia económica.
Escenario global: volatilidad y refugio digital
A nivel global, un ataque estadounidense a territorio venezolano podría generar fuerte volatilidad en los mercados financieros. Mientras los activos tradicionales reaccionarían con caídas, el comportamiento posterior de Bitcoin dependería de si los inversionistas lo perciben como refugio alternativo o como un activo demasiado riesgoso.
Sin embargo, analistas advierten que las sanciones internacionales y el mayor control sobre los exchanges podrían limitar el flujo y la liquidez del mercado cripto, al menos temporalmente.
Por ahora, el riesgo de conflicto sigue siendo especulativo, pero la discusión sobre el papel de Bitcoin en escenarios de guerra resurge con fuerza. En Venezuela, donde las criptomonedas ya forman parte del día a día de millones de personas, cualquier escalada militar podría reforzar su uso como herramienta de resistencia económica frente a la inestabilidad.
En el corto plazo probablemente bajaría, ya que los inversionistas suelen vender activos de riesgo en momentos de tensión. Sin embargo, si el conflicto se prolonga y aumenta la desconfianza en los sistemas financieros tradicionales, Bitcoin podría recuperarse y volverse un refugio alternativo.
La demanda de Bitcoin y stablecoins aumentaría dentro del país. Los ciudadanos podrían usarlas para resguardar su dinero, recibir remesas o realizar pagos internacionales si el sistema bancario se ve afectado o si se imponen nuevas sanciones.
Sí, especialmente si incluyen restricciones a exchanges internacionales. Esto dificultaría comprar o vender criptomonedas a través de plataformas reguladas. Aun así, el uso entre personas, mediante billeteras o redes P2P, seguiría siendo posible y probablemente crecería.














