PUNTOS IMPORTANTES:
- Robert Kiyosaki asegura que Bitcoin experimentará una gran suba el año que viene, en un contexto de desconfianza global en el sistema.
- También se animó a predecir el precio del oro y la plata para 2026.
- Aunque muchas de sus predicciones fallan, su mensaje influye porque conecta con el miedo a la inflación y la pérdida de valor del dinero tradicional.
Mientras muchos inversores miran los gráficos con dudas, Robert Kiyosaki ya está hablando del futuro con certezas que suenan a sentencia. La más reciente la dejó caer en X, donde aseguró que Bitcoin no solo seguirá al alza, sino que podría tocar los 250.000 USD en 2026.
Su visión va más allá de cripto. Para Kiyosaki, el tablero económico global está patas arriba por culpa de la expansión monetaria de los bancos centrales. Lo ha dicho mil veces, pero ahora lo subió un peldaño: no es que la inflación sea mala, es que el sistema directamente “hace trampas”. En sus palabras, EE.UU. imprime dinero como si no hubiera mañana y eso, según él, degrada el valor del dólar a una velocidad preocupante.
Ese contexto, insiste, es el que empuja a buscar refugio fuera del sistema tradicional. Por eso, además de su apuesta por Bitcoin, soltó dos pronósticos más que dejaron cejas levantadas: el oro podría llegar a 27.000 USD y la plata a 100 USD en ese mismo 2026. “No estoy especulando, sigo las leyes del dinero”, escribió, citando la Ley de Metcalfe y la de Gresham, casi como si fueran los mandamientos de su propia religión financiera.
Y claro, en su credo no hay bancos como salvación. Para Kiyosaki, el futuro es descentralizado, escaso y tangible. Por eso sigue acumulando Bitcoin, Ethereum, oro y plata. Incluso cuando habla de crisis lo hace con sonrisa de trader: si hay desplome, mejor, porque será momento de comprar con descuento. Lo lleva diciendo desde 2022, como quien espera las rebajas de enero, pero a nivel macro.
Ahora, no todo el mercado aplaude. Aunque sus frases cinematográficas dejan titulares, muchas de sus profecías han quedado por el camino. Algunos análisis señalan que solo 1 de cada 10 predicciones que lanzó desde 2022 se cumplieron. Anunció crashes que no llegaron, burbujas que no explotaron y finales financieros que terminaron en corrección ligera. También es cierto que el ruido forma parte del personaje: capaz de anunciar desplomes un día y recomendar compras agresivas al siguiente.
Pero más allá del personaje, hay un fenómeno real. Su discurso conecta con una generación que no confía en el dinero que imprimen otros, sino en el que nadie puede fabricar de la nada. Puede que no acierte cada fecha, pero ha instalado un debate: ¿y si el refugio no está en el banco, sino en un código en blockchain?















Nunca acierta nada este señor