PUNTOS IMPORTANTES:
- El mercado cripto sigue bajo presión y Bitcoin entró en “miedo extremo” tras caer por debajo de los 96.000 USD.
- La postura más dura de la Reserva Federal provocó ventas masivas en activos de riesgo.
- Vale aclarar que el índice de miedo toca niveles que históricamente han coincidido con zonas de compra, aunque el contexto macro sigue siendo frágil.
La semana cierra con un nuevo sobresalto para el mercado cripto. Bitcoin volvió a tambalearse y cayó más de un 6% en apenas 24 horas, perforando los 96.000 USD y tocando mínimos de 95.383 USD antes de intentar estabilizarse.
No es solo un movimiento técnico: el golpe emocional fue inmediato. El Índice de Miedo y Codicia del Bitcoin, uno de los termómetros psicológicos más seguidos de la industria, se hundió hasta 15 puntos y entró de lleno en la categoría de “miedo extremo”, un territorio donde las ventas por temor se aceleran y los inversores a largo plazo salen de compras.
El impacto vino acompañado por un deterioro generalizado del sentimiento en los mercados globales. La Reserva Federal enfrió cualquier esperanza de un recorte de tipos en diciembre, un mensaje que encendió todas las alarmas entre los activos de riesgo.
Un clima macro que sigue pesando
El ajuste empezó en el mercado de bonos, donde los rendimientos del Tesoro volvieron a repuntar y dejaron claro que la liquidez seguirá siendo limitada. En ese contexto, la rotación hacia activos más defensivos fue inmediata. La presión no vino solo de traders minoristas: varios fondos institucionales redujeron exposición en criptomonedas y en tecnología, acelerando un movimiento de ventas que ya estaba cogiendo impulso desde la semana pasada.
El descenso del índice de miedo y codicia no es anecdótico. Hace tan solo un mes marcaba 34 puntos, un nivel considerado de “miedo moderado”. Pasó a 24 la semana pasada y terminó deslizándose hasta los 15 actuales. No se veía una lectura tan baja desde febrero de 2025, cuando el indicador llegó a 10 tras una secuencia de desplomes que duró varias semanas.
Históricamente, estos niveles extremos han actuado como zonas donde los compradores de largo plazo empiezan a aparecer. No siempre anticipan un giro inmediato, pero sí suelen marcar fases de “capitulación emocional” que, en ciclos anteriores, dejaron tras de sí mínimos locales importantes. Claro que esta vez el contexto es distinto: el endurecimiento monetario sigue muy presente, la liquidez es escasa y el mercado tecnológico también está cediendo terreno.














