PUNTOS IMPORTANTES:
- Las quemas de XRP casi desaparecieron, con solo 163 tokens eliminados en un día.
- No hay mecanismos para reducir oferta, lo que debilita la narrativa de escasez.
- El precio enfrenta presión bajista y dependería de adopción institucional o especulación.
A diferencia de otras criptomonedas como Ethereum o Shiba Inu, que han incorporado mecanismos de quema de tokens para reducir la oferta en circulación y reforzar sus fundamentos, XRP opera con una lógica distinta. Su única vía para destruir tokens está vinculada al cobro de comisiones por transacción en la red Ripple. Cada vez que se ejecuta una operación, una pequeña fracción —por lo general inferior a un centavo— se retira permanentemente del mercado. Sin embargo, la eficacia de este método está hoy en entredicho.
Durante los últimos tres meses, la cantidad de XRP eliminada a través de estas comisiones se ha desplomado hasta niveles prácticamente insignificantes. El 21 de septiembre, por ejemplo, solo se quemaron 163 XRP en toda la red, una cifra marginal en comparación con los picos de actividad observados en julio y comienzos de agosto. Esta caída sostenida en las quemas plantea serias dudas sobre la evolución del suministro a largo plazo y el uso real del XRP Ledger.
A diferencia de Ethereum, que introdujo un mecanismo de quema automática a través de la EIP-1559, o de SHIB, que implementa campañas de destrucción organizadas por su comunidad, XRP no cuenta con ningún sistema protocolar o incentivo colectivo que acelere la reducción de tokens en circulación. Esto hace que su altísima oferta actual, cercana a los 60 mil millones de tokens, se mantenga prácticamente intacta.
El análisis técnico tampoco juega a favor del token. XRP se encuentra atrapado en un canal descendente con niveles de soporte críticos en 2.99 USD y 2.83 USD. Una ruptura por debajo de estos niveles podría intensificar la presión bajista. La narrativa que defendía la escasez como motor de crecimiento pierde fuerza frente a esta falta de mecanismos de eliminación efectiva de tokens.
En este contexto, la especulación y la adopción institucional parecen ser los únicos motores posibles para un crecimiento sostenido del precio. La disminución de quemas deja claro que, salvo que el ecosistema Ripple logre expandir significativamente su utilidad en cadena, el suministro de XRP no sufrirá alteraciones relevantes. Esto obliga a los inversores a replantearse las proyecciones optimistas que alguna vez se apoyaron en la teoría de escasez como argumento central.
XRP enfrenta así el desafío de demostrar que puede competir en un entorno donde otros activos digitales han evolucionado hacia modelos más eficientes y transparentes en su manejo de la oferta. Por ahora, su historia de quema parece desvanecerse en la irrelevancia.