PUNTOS IMPORTANTES:
- China necesita más que estímulos para sostener su economía.
- Académicos piden reformas institucionales y cambio en incentivos.
- Xi Jinping señala deuda local como prioridad en nueva evaluación.
La economía china necesita más que estímulo
Aunque los precios bajan en varios sectores, la preocupación principal para China no es solo la deflación, sino la falta de impulso estructural. Economistas de la Universidad de Pekín y otras instituciones señalan que el país necesita reformas profundas para sostener su crecimiento.
Con la preparación del 15° plan quinquenal (2026–2030) en curso, el foco está en la productividad total de los factores (TFP). Esta mide cuánto crece la economía sin añadir más capital o trabajo, solo a través de innovación, escala o eficiencia institucional. Según el FMI, la TFP en China bajó de 4,1% en los años 2000 a 2,6% en la década siguiente. Desde 2006, está en declive.
Para el profesor Liu Qiao, decano de Guanghua School, el país necesita volver a crecer al menos 2% o más por TFP. La tecnología es parte del esfuerzo, pero el mayor aporte vendrá de cambios institucionales, afirma. Zhou Tianyong, del Partido Comunista, coincidió:
“El 80% de la productividad viene de reformas, no de tecnología”
Incentivos locales bajo revisión
La forma en que se evalúa a los funcionarios chinos podría estar cambiando. En una reunión del 1 de julio, Xi Jinping pidió que se consideren también los niveles de deuda local y no solo el crecimiento del PIB o la cantidad de proyectos ejecutados.
Goldman Sachs advirtió que el sistema actual incentiva la sobreproducción, incluso si las fábricas pierden dinero. Eso se debe a que los gobiernos locales recaudan impuestos basados en volumen de producción. Para la economista Hui Shan, es clave reformar cómo se mide el desempeño de los líderes locales. Solo así se podrá abordar el exceso de capacidad industrial.
China ha puesto énfasis en el desarrollo de “alta calidad” desde hace años, pero sigue defendiendo una meta de crecimiento de 5%. Según Liu, es probable que esa cifra se ajuste a un rango entre 4,5% y 5%. Lo importante sería permitir a las autoridades enfocarse más en consumo que en inversión, lo cual ayudaría a reducir la sobrecapacidad.
Entre equidad y consumo
La desigualdad entre zonas urbanas y rurales sigue siendo un obstáculo. El objetivo de “prosperidad común” busca elevar los ingresos de 255 millones de personas para dinamizar la demanda interna. Liu sugiere que, a corto plazo, sería útil aplicar estímulos directos, como transferencias de efectivo.
Pese a medidas recientes para mejorar el empleo y el bienestar, China ha evitado entregar dinero en efectivo masivamente, como hicieron EE.UU. o Hong Kong tras la pandemia. Ahora, con el primer semestre cerrado, el margen para nuevos estímulos es limitado. La atención se centra en el próximo ciclo quinquenal.
Zong Liang, exinvestigador del Banco de China, cree que el gobierno priorizará el consumo sobre la inversión, y favorecerá gradualmente al sector privado. Sin embargo, advierte que Pekín será cauteloso ante el riesgo de ceder demasiado control.
Para una economía que ha crecido con orden estatal y objetivos rígidos, cambiar de rumbo no será inmediato. Pero si China quiere sostener su avance, sus planes futuros deben ir más allá de la coyuntura.
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