PUNTOS IMPORTANTES:
- Ethereum sigue líder en DeFi, con fuerte respaldo institucional a través de los ETFs.
- La actividad en capas 2 genera dudas sobre su impacto directo en la demanda de ETH.
- La actualización Fusaka podría impulsar más uso del mainnet y aumentar el valor de ETH en 2026
A tan solo un mes de cerrar el año, Ethereum ha vivido una montaña rusa en 2025. Más allá de sus fluctuaciones de precio, la red ha alcanzado logros clave en adopción, rendimiento y crecimiento estructural, consolidándose como una de las plataformas más resilientes del ecosistema cripto. A pesar de un retroceso de más de 27 mil millones de dólares en valor total bloqueado desde su punto máximo en noviembre, Ethereum mantuvo su posición de liderazgo en las finanzas descentralizadas, lo que refleja que los inversionistas siguen apostando por sus fundamentos a largo plazo.
Esa confianza también se vio respaldada por el flujo institucional. Entre abril y octubre, los ETFs basados en Ethereum acumularon más de 12 mil millones de dólares en entradas netas. A pesar de los recientes retrocesos en asignaciones, los emisores siguen manteniendo grandes cantidades de ETH, lo cual ha ayudado a amortiguar la presión bajista en el mercado. Sin embargo, persisten dudas entre algunos inversores sobre si todo ese valor generado en la red realmente se traduce en demanda sostenida por ETH.
Gran parte de estas dudas se centran en el crecimiento de las soluciones de capa 2. Redes como Arbitrum, zkSync, Base y Optimism han procesado volúmenes altísimos durante los últimos dos años. Aunque estas soluciones ayudan a aliviar la congestión y reducir las tarifas en la red principal, su actividad no siempre se traduce en presión de compra directa sobre ETH, lo cual ha llevado a algunos a pensar que podrían estar fragmentando la demanda del activo nativo. Aun así, Ethereum sigue manejando una porción enorme del tráfico Web3 y los fondos institucionales no parecen estar preocupados por esa posible «competencia».
De hecho, el ecosistema de desarrollo alrededor de Ethereum se ha mantenido entre los más activos de la industria durante los últimos 12 meses, especialmente en torno a la esperada actualización Fusaka, que está programada para el 3 de diciembre. Esta actualización busca solucionar cuellos de botella estructurales al permitir más transacciones por bloque, optimizar el uso del gas y reducir la necesidad de que los validadores descarguen la totalidad de los blobs. El resultado esperado es una red más escalable, eficiente y con menores costos operativos tanto para validadores como para aplicaciones DeFi, sin depender en exceso de las capas secundarias.
Si Fusaka cumple lo prometido, se espera un incremento en la actividad orgánica sobre la mainnet, lo que implicaría también una mayor demanda de ETH. En los mercados cripto, un repunte sostenido de actividad suele generar mayor confianza, y esa confianza puede convertirse rápidamente en impulso de precios.
Aunque 2025 ha sido un año caótico en muchos sentidos, dejó claras dos realidades fundamentales: la demanda institucional por Ethereum es real y persistente, y su red sigue siendo una de las más desarrolladas y dinámicas de todo el ecosistema. Esto proporciona una base sólida para 2026, que podría marcar un punto de inflexión si se mantienen las entradas institucionales y los usuarios comienzan a migrar nuevamente hacia la capa base. Con una actualización técnica clave a la vuelta de la esquina, una adopción en aumento y una notable capacidad de resistencia, Ethereum entra en el nuevo año con más tracción de la que muchos habrían anticipado.














