PUNTOS IMPORTANTES:
- El debate que planteó Kiyosaki no es solo político, también refleja una crisis global de confianza en gobiernos e instituciones.
- El escritor volvió a recomendar Bitcoin y Ethereum como blindaje financiero frente al sistema tradicional.
- Su discurso conecta con el miedo a perder poder adquisitivo y libertades, más que con la inversión especulativa.
Tras el triunfo del candidato Zohran Mamdani en Nueva York, el autor de Padre Rico, Padre Pobre publicó una serie de mensajes en X que encendieron las redes. No solo criticó la deriva política en Estados Unidos, también insistió en que el sistema tradicional “ha fracasado” y que protegerse no es opcional, es urgente.
Sus palabras chocaron contra el clima político actual. Kiyosaki definió la victoria de Mamdani como una señal del crecimiento del “marxismo” en instituciones clave. Incluso apuntó contra el control de alquileres, al que calificó como una amenaza directa a la propiedad privada. Para él, no es un simple debate inmobiliario. Es el fin del capitalismo tal como lo conocemos.
Pero el mensaje no quedó en la política. Lo que más resonó fue la receta financiera que repitió con la misma fuerza que en crisis anteriores. “No confíen en bancos ni salarios. No busquen estabilidad en el sistema, porque el sistema está roto”, escribió. Su propuesta fue la de siempre, aunque esta vez sonó más tajante. Protege tu patrimonio con activos que ningún gobierno pueda imprimir o confiscar, dijo.
Ahí es donde entran sus dos grandes apuestas cripto. Kiyosaki volvió a recomendar Bitcoin y Ethereum como “el dinero del pueblo”, una alternativa real frente al dinero fiduciario y a los sistemas financieros centralizados. Si bien lleva años defendiendo ambos activos, ahora los presenta como un escudo social, no solo financiero. Un refugio personal ante lo que describe como una pérdida progresiva de libertades individuales.
La tesis es clara. Si los bancos, el empleo estable o incluso la propiedad privada pueden voltearse, entonces la soberanía financiera no debe depender de terceros. Es la misma filosofía que llevó a miles de personas a buscar activos alternativos durante la pandemia, aunque hoy el tono es más político que nunca. Su apuesta: descentralización, oro, plata y cripto. Pero esta vez, con un añadido emocional fuerte. No se trata solo de rentabilidad, se trata de control.
Y aunque Kiyosaki es conocido por sus predicciones contundentes (algunas certeras, otras no tanto), su mensaje refleja un clima de época. En un mundo donde el costo de vida sube, el ahorro no alcanza y la confianza en las instituciones cae, su discurso encuentra oídos predispuestos. No es casualidad. Es síntoma.














