La maldición de septiembre vuelve a rondar Wall Street

A medida que el verano llega a su fin y los operadores regresan de los Hamptons, el calendario pasa a septiembre, un mes que históricamente proyecta una sombra sobre el mercado bursátil de Estados Unidos.

Los inversionistas podrían enfrentarse al llamado “efecto septiembre”, en el que las acciones tienden a rendir por debajo de lo esperado, arrastradas por presiones estacionales y factores psicológicos.

Con el S&P 500 acumulando una ganancia cercana al 10% en lo que va del año hasta finales de agosto de 2025, la duda no es solo si la historia volverá a repetirse, sino qué tan fuerte podría sentirse el golpe en un año marcado por el entusiasmo por la inteligencia artificial, cambios de la Reserva Federal y tensiones geopolíticas.

En los datos históricos, septiembre mantiene su mala fama. Desde 1928, el S&P 500 (SPY) ha registrado retornos negativos en 55% de los septiembres, con una caída promedio de 0,7%, peor que cualquier otro mes. El Dow Jones (DIA) tampoco escapa, con pérdidas en 68 de los últimos 96 septiembres. Incluso el Nasdaq (QQQ), apoyado en historias de crecimiento más recientes, promedia un retroceso de 0,9%, mientras que el Russell 2000 muestra un descenso de 0,6%.

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Los episodios de crisis han reforzado esta reputación. El desplome de 1929 comenzó en septiembre, marcando a generaciones enteras y dando forma a una especie de profecía autocumplida. Más cerca en el tiempo, los ataques del 11 de septiembre y la quiebra de Lehman Brothers en 2008 también ocurrieron en este mes, consolidando su imagen sombría.

Septiembre en foco

Sin embargo, no siempre se cumple la maldición: en 2024, el S&P 500 ganó 2%, el Nasdaq 2,7% y el Dow 1,9%. De hecho, en cuatro de los últimos diez septiembres se registraron alzas. Aun así, los promedios de las últimas tres décadas siguen siendo débiles, con el S&P perdiendo 0,7% y retrocesos en cuatro de los últimos cinco años.

El comportamiento responde a una combinación de factores. Los administradores de fondos, con cierres fiscales en octubre, realizan ajustes de portafolio para mejorar reportes. Las recomposiciones trimestrales y la venta de activos con pérdidas para efectos fiscales también añaden presión. A esto se suman patrones de consumo: el gasto del verano y el regreso a clases crean un bache antes del impulso de fin de año.

En términos de sectores, los defensivos como consumo básico, energía, salud, servicios públicos y comunicación suelen resistir mejor, mientras que los cíclicos se llevan la peor parte. Aun así, el auge de la IA podría dar soporte a sectores de tecnología y consumo discrecional más allá de la volatilidad de corto plazo.

En 2025, la situación combina señales mixtas. El S&P 500 cerró agosto con un avance de 1,9% y cotiza por encima de su media móvil de 200 días, lo que históricamente ha derivado en un alza promedio de 1,3% en septiembre cuando agosto termina positivo. Hasta ahora, los principales índices muestran fuerza: Dow con 7,3% en el año, S&P 9,9%, Nasdaq 11,3% y Russell 2000 5,9%. A esto se suma la expectativa de un recorte de tasas en la reunión de septiembre de la Reserva Federal, con una probabilidad estimada en 85%.

Panorama inmediato

Los analistas proyectan que el impulso de la IA y los recortes de tasas podrían sostener al mercado hasta fin de año, mientras que los escépticos advierten que la complacencia actual y las valuaciones elevadas dejan margen para una corrección de entre 5% y 10%. Con la volatilidad en niveles bajos y señales de sobrecompra, el desenlace dependerá de datos como el informe de empleo del 5 de septiembre y la postura de la Fed.

Para los inversionistas de largo plazo, la recomendación es mantener la disciplina. Las caídas de septiembre forman parte de la volatilidad normal del mercado y no deberían alterar una estrategia diversificada. Para quienes operan a corto plazo, los ajustes y coberturas podrían ser herramientas útiles frente a un mes que, aunque temido, no siempre cumple su reputación.

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