PUNTOS IMPORTANTES:
- Trump sostuvo una llamada con Xi para destrabar las negociaciones.
- El diálogo ocurre tras nuevas restricciones a chips y estudiantes.
- El estancamiento amenaza el frágil acuerdo alcanzado en Ginebra.
El presidente Donald Trump sostuvo una llamada telefónica con su homólogo chino, Xi Jinping, en un intento por destrabar el estancamiento comercial entre ambas potencias. La conversación fue confirmada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de China, que precisó que la iniciativa partió desde Washington. Hasta el momento, la Casa Blanca no ha emitido comentarios oficiales sobre el contacto.
El llamado se produjo tras una semana especialmente tensa en la relación bilateral. Si bien en mayo ambas partes acordaron reducir temporalmente los aranceles luego de reuniones en Ginebra, los avances parecen haberse desvanecido. Estados Unidos acusó a China de retrasar la aprobación de exportaciones clave de minerales estratégicos, un compromiso adquirido durante ese encuentro.
Desde Pekín, la reacción no se hizo esperar. Las autoridades chinas manifestaron “profunda frustración” por la reciente imposición de límites a las visas estudiantiles para ciudadanos chinos, así como por las advertencias públicas contra el uso de semiconductores fabricados en China. También criticaron la decisión de imponer nuevas restricciones a la exportación de chips hacia territorio chino.
Estas medidas, según la administración Trump, buscan proteger la seguridad nacional. Sin embargo, para China constituyen represalias que socavan la frágil tregua comercial alcanzada en mayo. El enfriamiento del diálogo preocupa a los mercados, que reaccionaron con cautela pese al leve optimismo inicial tras conocerse la llamada.
Aranceles extremos y elogios ambiguos
Trump ha hecho de China uno de los principales objetivos de su política arancelaria. En abril, elevó las tarifas sobre importaciones chinas hasta un 145%, al tiempo que redujo temporalmente los gravámenes sobre productos de otros países a un 10%. China respondió con un incremento propio, llevando sus tarifas sobre bienes estadounidenses al 125%.
Estas acciones convirtieron el conflicto en un virtual embargo comercial. No obstante, la reunión en Ginebra pareció abrir una nueva etapa. La llamada del jueves, la segunda entre Trump y Xi en lo que va del año, podría representar un nuevo intento por encarrilar las negociaciones.
En redes sociales, el mandatario estadounidense elogió al líder chino, aunque dejó entrever su frustración:
“Me gusta el presidente Xi de China, siempre me ha gustado y siempre me gustará, ¡pero es MUY DURO Y EXTREMADAMENTE DIFÍCIL DE NEGOCIAR!”.
Los analistas coinciden en que cualquier gesto de distensión entre Trump y Xi será clave para definir el rumbo de las relaciones comerciales y el comportamiento de los mercados en las próximas semanas.
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