PUNTOS IMPORTANTES:
- La inflación y el déficit agitan el mercado de bonos esta semana.
- Las subastas de deuda revelarán el apetito real por Treasurys.
- Economistas advierten sobre posibles grietas en el sistema.
El mercado de bonos enfrenta una prueba decisiva esta semana
Los inversionistas se preparan para una semana que podría marcar un giro decisivo en la confianza sobre la deuda de EE. UU. Dos eventos clave coinciden: la publicación de los datos de inflación de mayo y dos subastas de bonos del Tesoro. Ambos ocurren en un momento de creciente escepticismo por el nivel de déficit y el impacto inflacionario de los aranceles impulsados por el presidente Trump.
El miércoles se conocerá el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y el jueves el Índice de Precios al Productor (IPP), ambos correspondientes a mayo. Aunque se espera un aumento mensual moderado de 0,2% en el IPC y 0,3% en el núcleo, cualquier sorpresa alcista podría desatar volatilidad. Las presiones inflacionarias derivadas de los aranceles están generando inquietud sobre su impacto en el empleo y el crecimiento.
Simultáneamente, el Tesoro subastará 39.000 millones de dólares en bonos a 10 años y 22.000 millones en títulos a 30 años, lo que pondrá a prueba el apetito del mercado por instrumentos de largo plazo. En este contexto, muchos ven estas operaciones como un verdadero referéndum sobre la política fiscal estadounidense.
Subastas y expectativas en un entorno cada vez más frágil
Richard de Chazal, analista de William Blair, advirtió que las subastas podrían revelar señales sobre la sostenibilidad de la deuda pública. Aunque los indicadores han moderado su impulso, el entorno actual ya no puede ignorar los riesgos fiscales. La creciente percepción de que “algo podría romperse de forma repentina” refleja el nerviosismo de analistas como Komal Sri-Kumar, quien cree que el aumento de rendimiento podría ser abrupto e impredecible.
El deterioro en las cuentas públicas ya está generando consecuencias: los rendimientos del bono a 10 años han escalado desde la baja de tasas de septiembre, y se intensificaron tras los anuncios arancelarios de abril. A esto se suma la discusión sobre el ambicioso plan de gasto de Trump, aún en trámite en el Congreso, que eleva la presión sobre el mercado de renta fija.
A pesar del clima de tensión, hay voces más optimistas. Chip Hughey, de Truist Advisory Services, cree que la demanda se mantendrá robusta, especialmente en el tramo a 10 años, por su atractivo relativo frente a otros países. Señala que los datos recientes apuntan a un enfriamiento económico que podría mantener el interés por los Treasurys, incluso con las tensiones actuales.
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