PUNTOS IMPORTANTES:
- Golden Dome busca proteger a EE. UU. de amenazas aéreas.
- El plan costaría más de 500.000 millones según la CBO.
- Bernstein advierte sobre fallas técnicas y ambición política.
El presidente Donald Trump presentó el programa “Golden Dome” el 21 de mayo como la propuesta más ambiciosa de defensa aérea en la historia reciente de Estados Unidos. Con un presupuesto inicial de 175.000 millones de dólares y una duración prevista de tres años, el plan busca proteger al país de misiles balísticos intercontinentales, armas hipersónicas, drones y misiles de crucero.
Trump aseguró que el sistema ofrecería una protección casi total y mencionó que Canadá ha expresado interés en sumarse al esfuerzo. La iniciativa retoma su concepto anterior de un “Iron Dome for America” anunciado en enero, pero lo amplía hacia una cobertura nacional más completa. El liderazgo del programa estará a cargo del general Michael Gutlein, exvicejefe de Operaciones Espaciales.
Según el análisis de Bernstein, Golden Dome recuerda a proyectos anteriores como la Iniciativa de Defensa Estratégica de Ronald Reagan, que no logró superar los obstáculos técnicos, o la arquitectura en capas de la Agencia de Defensa de Misiles durante los años 2000. El plan actual se apoyará en sistemas ya existentes como THAAD, Patriot, GMD y SM-3, que actuarán como base inicial para el despliegue.
A pesar del entusiasmo político, los analistas de Bernstein advirtieron sobre las dificultades de interceptar misiles en la fase de impulso, considerada la más crítica pero también la más compleja desde el punto de vista técnico. “La tecnología ha avanzado, pero también la complejidad de la amenaza”, señalaron, subrayando el riesgo de que los objetivos superen las capacidades reales del sistema.
Riesgos técnicos, presupuestarios y estratégicos
El financiamiento inicial proviene de una asignación de 25.000 millones de dólares dentro del proyecto de reconciliación en el Senado. Sin embargo, la Oficina Presupuestaria del Congreso estima que el costo total del programa podría superar ampliamente los 500.000 millones, especialmente si se busca proteger las 346 ciudades estadounidenses con más de 100.000 habitantes.
Como ejemplo, el presupuesto de la Agencia de Defensa de Misiles para proteger Guam, una isla con menos de 600 kilómetros cuadrados, asciende a 8.000 millones de dólares. El uso de interceptores espaciales, considerado esencial para la visión de Trump, implicaría el despliegue de cientos de satélites y representa una de las áreas más costosas y técnicamente inciertas del plan.
Aunque los sensores orbitales HBTSS y Next Gen OPIR están en desarrollo, aún falta una arquitectura viable para interceptores en órbita que puedan responder a lanzamientos desde múltiples plataformas, incluyendo submarinos. Esto eleva los costos potenciales y la dificultad de implementación en plazos razonables.
Además, Bernstein cuestionó la lógica estratégica del programa. Argumentó que los sistemas ofensivos como los submarinos de la clase Columbia, el bombardero B-21 y el misil Sentinel siguen siendo opciones más eficaces y baratas. “La defensa es más cara que el ataque, especialmente frente a enemigos que pueden adaptarse más rápido y a menor costo”, concluyeron los analistas.
Pese a las dudas, se espera una participación masiva de la industria. Empresas como Lockheed Martin (LMT), RTX (RTX), Northrop Grumman (NOC), Boeing (BA), L3Harris (LHX) y BAE Systems (BAES) figuran entre los potenciales beneficiarios del gasto. Aunque el sistema completo nunca se materialice, se anticipa que muchas partes del proyecto sigan adelante y eleven la inversión en defensa por encima de lo inicialmente proyectado.
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