PUNTOS IMPORTANTES:
- La Unión Europea planea eliminar el gas ruso de sus contratos energéticos a partir de 2026 y cortar totalmente las importaciones en 2028.
- Las naciones sin salida al mar, como Hungría y Eslovaquia, exigen flexibilidad por su alta dependencia energética de Rusia.
- La medida busca reforzar la seguridad energética frente a Moscú, pero enfrenta resistencia política y dificultades logísticas.
Los ministros de energía de la Unión Europea han respaldado un plan para cortar gradualmente toda importación de gas ruso, con un cronograma que fija el fin de nuevos contratos para 2026 y el cierre definitivo de suministros en 2028. La iniciativa forma parte del esfuerzo más ambicioso hasta ahora para romper con la dependencia energética de Moscú y estabilizar los mercados europeos ante la volatilidad provocada por la guerra en Ucrania.
La UE pone fecha final al gas ruso
La propuesta legislativa contempla que ningún nuevo contrato de gas canalizado o gas natural licuado (GNL) proveniente de Rusia pueda firmarse después del 1 de enero de 2026. Los contratos vigentes podrán continuar hasta el 17 de junio de 2026, y los acuerdos a largo plazo deberán finalizar el 1 de enero de 2028.
Sin embargo, los países sin litoral como Hungría y Eslovaquia podrán acceder a excepciones, debido a sus limitadas alternativas logísticas. La legislación aún debe ser aprobada por el Parlamento Europeo, lo cual abriría negociaciones formales con el Consejo de la UE, compuesto por los ministros nacionales de cada estado miembro.
Cada país que aún reciba gas o petróleo de Rusia, directa o indirectamente, deberá presentar un plan nacional de diversificación energética. Esto incluye también a los estados que sigan importando crudo ruso, con el objetivo de interrumpir todas las importaciones antes de 2028.
Para Lars Aagaard, ministro danés de clima y energía y presidente rotativo del Consejo, “una Europa energéticamente independiente es una Europa más segura”. Aseguró que el respaldo mayoritario logrado representa un “paso decisivo” hacia la prohibición total del gas ruso en el bloque.
Europa reduce importaciones, pero la transición no está completa
Los datos muestran un recorte significativo de importaciones rusas desde 2021. Según cifras de Eurostat y Statista, entre el primer trimestre de 2021 y el segundo de 2025, las compras europeas de petróleo ruso cayeron más de 90 %, pasando del 29 % al 2 % del total de importaciones extracomunitarias.
Durante el mismo período, la participación de gas ruso en las importaciones de la UE cayó del 39 % al 13 %, debido principalmente a una reducción del 52 % en el gas canalizado. Curiosamente, el valor de las importaciones de GNL ruso casi se triplicó, pero su peso en el total bajó, ya que la UE cuadruplicó las compras de GNL desde proveedores como Estados Unidos, Qatar y Noruega.
En conjunto, el gas y el petróleo rusos representan ahora menos del 19 % de la energía importada por la UE, comparado con más del 40 % antes de la guerra en Ucrania. Aun así, algunos países siguen dependiendo casi totalmente del suministro ruso.
Hungría y Eslovaquia desafían el consenso europeo
Los mayores focos de resistencia están en Europa Central. Hungría y Eslovaquia continúan recibiendo gas y petróleo ruso a través del oleoducto Druzhba, y sus gobiernos han sido explícitos en su desacuerdo con la política energética de Bruselas.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha solicitado públicamente la cancelación del plan de la UE para frenar la energía rusa. Su ministra de Medio Ambiente, Anikó Raisz, afirmó en septiembre que la postura húngara responde a necesidades “guiadas por la seguridad energética nacional”.
Por su parte, el canciller eslovaco Juraj Blanár indicó que “no tenemos otras opciones sostenibles ni económicamente viables”. Ambos gobiernos argumentan que la falta de acceso al mar, los costos de infraestructura y los plazos poco realistas hacen inviable la transición total sin comprometer la estabilidad económica.
El ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, fue aún más gráfico: “Sería genial tener costa y construir una terminal de GNL, pero no es nuestro caso”. Añadió que mientras eso no cambie, seguirán comprando gas ruso por necesidad.
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