PUNTOS IMPORTANTES:
- Moody’s bajó la nota de bancos clave tras recorte a EE. UU.
- Acciones bancarias resistieron por baja ya anticipada.
- Riesgo sistémico afectó solo a entidades más grandes.
Moody’s recorta a los grandes bancos de EE. UU., pero el mercado ya lo esperaba
Tras rebajar la calificación de la deuda soberana de EE. UU., Moody’s ajustó también a la baja la nota de crédito de varios de los bancos más importantes del país. Entre ellos se encuentran JPMorgan Chase (JPM), Bank of America (BAC), Wells Fargo (WFC) y Bank of New York Mellon (BK).
La decisión afecta a entidades consideradas sistémicas, cuyo respaldo implícito del gobierno ahora se percibe como más débil tras la pérdida del grado crediticio máximo del Tesoro. Las calificaciones pasaron de Aa1 a Aa2, un escalón por debajo del nivel anterior.
Sin embargo, la reacción bursátil fue moderada. JPMorgan cayó solo 1,2%, influido también por su Investor Day. Bank of America y Wells Fargo bajaron 0,1% y 0,5%, respectivamente, mientras que Bank of New York Mellon subió 0,3%.
El mercado descontó el movimiento tras señales claras de Moody’s
La rebaja no tomó por sorpresa a los inversores. Moody’s había dejado pistas claras desde el viernes, cuando publicó un comunicado ambiguo advirtiendo sobre cambios en entidades que reciben “apoyo directo” de un emisor afectado, es decir, el gobierno de EE. UU.
Esta redacción anticipó que los bancos podrían ver deteriorada su nota por su vínculo estructural con el Tesoro. Ya en 2023, Moody’s había recortado la perspectiva de los bancos estadounidenses de estable a negativa, tras advertencias similares sobre la deuda soberana.
A diferencia de otros países, donde las rebajas de deuda no siempre se trasladan al sector financiero, en EE. UU. los bancos más grandes están profundamente integrados con la deuda pública, tanto como inversores como por regulación sistémica.
Los bancos resisten el recorte, pero la fragilidad subyacente persiste
Pese a la resistencia del precio de las acciones, el recorte subraya una vulnerabilidad estructural: el respaldo implícito del Estado ya no se considera incuestionable. Si se produjera una nueva crisis de liquidez o una escalada en tasas, las condiciones de financiamiento podrían endurecerse.
Los analistas advierten que el verdadero impacto no es inmediato, sino que se verá en las métricas de riesgo, los spreads de bonos bancarios y el costo del capital en los próximos meses. Por ahora, la reacción contenida responde más a la previsibilidad del evento que a su irrelevancia.
Queda por ver si otras agencias seguirán los pasos de Moody’s, y si bancos de menor escala o exposición más concentrada recibirán recortes adicionales. Por ahora, los gigantes del sistema financiero mantienen la calma, aunque el entorno sigue cargado de señales de alerta.
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