PUNTOS IMPORTANTES:
- Sphere opera con pérdidas pero sus arenas tienen alto potencial
- La valuación actual no refleja el valor de la Sphere en Las Vegas
- Inversionistas apuestan a expansión global y venta de MSG Networks
Sphere Entertainment (SPHR) ha capturado la atención del público con su espectacular arena en Las Vegas, considerada una de las experiencias inmersivas más avanzadas del mundo. Sin embargo, su acción no ha seguido el mismo ritmo: acumula una caída del 17 % en lo que va del año y se encuentra 35 % por debajo de su máximo de principios de 2024.
La compañía enfrenta un notable contraste entre su atractivo operativo y su castigo bursátil. Sphere tiene una capitalización de mercado de apenas 1.200 millones de dólares, con una deuda neta reducida a 350 millones tras una exitosa reestructuración. La valuación actual representa una fracción del costo de 2.300 millones que demandó construir la arena de Las Vegas y apenas la mitad de su valor contable.
John Rogers Jr., fundador de Ariel Investments, sostiene que la acción cotiza con un descuento del 50 % respecto al valor neto estimado de sus activos. Peter Supino, analista de Wolfe Research, coincide y describe a Sphere como “sorprendentemente subvalorada”, proyectando un fuerte potencial global en arenas diferenciadas.
Dolan, estrategia global y deudas reestructuradas
Sphere es el proyecto insignia de James Dolan, quien también dirige MSG Sports (MSGS) y MSG Entertainment (MSGE). Su decisión de fusionar Sphere con MSG Networks en 2022 para dotarla de ingresos estables fue criticada, pero hoy empieza a mostrar resultados.
La fusión incorporó un lastre: una red deportiva regional golpeada por el “cord-cutting” y altos niveles de deuda. No obstante, Sphere logró negociar durante seis meses una reducción de 500 millones de dólares sobre los 800 millones que adeudaba MSG Networks. Esa operación, junto con alivios financieros obtenidos de MSG Sports, alivió la presión financiera y abrió nuevas opciones estratégicas.
Según Supino, la venta o escisión de MSG Networks sería bien recibida por Wall Street, ya que los inversionistas quieren apostar exclusivamente al modelo de arena global.
La arena en Las Vegas tiene tres fuentes de ingresos: conciertos, publicidad en su distintiva “exosfera” y producciones originales como Postcard from Earth. Esta última se convirtió en un éxito de taquilla con entradas que superan los 100 dólares. Sphere planea lanzar próximamente una versión inmersiva de El mago de Oz y otra producción de deportes extremos llamada From the Edge.
La clave está en la rentabilidad de estos contenidos propios, que dejan mayor margen al no requerir repartos con artistas. Supino valora la arena de Las Vegas en 1.000 millones de dólares, lo que representa 15 veces el flujo de caja libre estimado para 2026.
En paralelo, Sphere avanza con un segundo recinto en Abu Dabi, esta vez financiado por socios locales. Este modelo, en el que la empresa recibe regalías y otros ingresos de alto margen, busca replicarse en otras ciudades con alto turismo global. También se diseñan prototipos más pequeños, de unos 5.000 asientos frente a los 17.600 de Las Vegas.
¿Descuento injustificado o oportunidad de compra?
La acción de Sphere refleja escepticismo por su complejidad contable y escasa rentabilidad. Aún no genera beneficios según normas GAAP, su flujo de caja es mínimo y arrastra pérdidas significativas —más de 2 dólares por acción en el primer trimestre y una previsión negativa de 7 dólares para todo 2025.
Tampoco ha ofrecido proyecciones claras sobre la rentabilidad de su arena ni fechas concretas para la apertura en Abu Dabi. Esta falta de visibilidad alimenta el llamado “descuento Dolan”, común a las empresas controladas por la familia neoyorquina.
Aun así, varios analistas creen que el mercado está descontando demasiado. El negocio principal empieza a demostrar tracción y existen varios catalizadores: expansión internacional, escisión de activos no estratégicos o incluso una eventual venta corporativa.
James Dolan parece estar alineado con ese optimismo. El año pasado aceptó casi toda su compensación —18 millones de dólares— en acciones de Sphere. Si la visión a largo plazo se concreta, podría ser una señal para los inversionistas dispuestos a esperar.
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