PUNTOS IMPORTANTES:
- El gobierno de EE. UU. impulsa un nuevo auge nuclear para cubrir la demanda eléctrica del sector tecnológico y de la inteligencia artificial.
- La expansión enfrenta un obstáculo histórico: la gestión del material radiactivo.
- Iniciativas como Deep Isolation Nuclear y Oklo exploran soluciones innovadoras, desde el reciclaje hasta el almacenamiento subterráneo.
El renacimiento nuclear en Estados Unidos ha comenzado, impulsado por la creciente demanda energética que genera la industria tecnológica y el auge de la inteligencia artificial. Sin embargo, este resurgimiento llega acompañado de un problema no resuelto desde hace décadas: el almacenamiento de desechos radiactivos.
En mayo, el presidente Donald Trump firmó órdenes ejecutivas para cuadruplicar la capacidad nuclear del país en los próximos 25 años, promoviendo tanto reactores convencionales como unidades modulares de nueva generación. La semana pasada, su administración acordó con Westinghouse, Cameco (CCJ) y Brookfield Asset Management (BAM) una inversión de 80.000 millones de dólares destinada a construir nuevas plantas en todo el país. Este impulso podría desembocar en una salida a bolsa de Westinghouse, con el propio gobierno estadounidense como accionista.
El entusiasmo por la energía nuclear se extiende entre gobiernos, empresas e inversores. Se percibe como una vía para garantizar el suministro eléctrico de los centros de datos que alimentan la revolución de la IA. No obstante, persisten dudas sobre la viabilidad económica y ambiental del plan. Desde 1990, solo se han construido dos plantas, ambas con fuertes sobrecostes y retrasos. Además, casi todos los 94 reactores activos datan de antes de 1990 y generan cerca del 20% de la electricidad nacional.
El dilema de los residuos y las nuevas soluciones
El Departamento de Energía (DOE) tiene por ley la responsabilidad de almacenar el combustible nuclear usado, pero aún no cuenta con un sitio definitivo. Desde los años cincuenta, la propuesta más aceptada es el almacenamiento subterráneo profundo, una opción que países como Finlandia y Suecia ya están implementando.
En EE. UU., el proyecto de Yucca Mountain en Nevada, pensado como repositorio nacional, fue abandonado en 2010 tras décadas de disputas políticas y científicas. Hoy, startups como Deep Isolation Nuclear buscan revivir el concepto mediante tecnologías de perforación similares al fracking, capaces de enterrar el material radiactivo a miles de metros bajo tierra.
La compañía, respaldada por subvenciones del DOE, planea su primer proyecto de demostración en Texas para 2027. Su método permitiría reducir el transporte de residuos, minimizando riesgos y costes.
Reprocesamiento y nuevas oportunidades de mercado
Otra línea de innovación consiste en reutilizar el combustible gastado para alimentar reactores modulares pequeños (SMR). Empresas como Oklo (OKLO), Curio y Shine Technologies desarrollan procesos de reprocesamiento nuclear inspirados en modelos usados en Francia desde la década de 1970.
Oklo, que cotiza en bolsa desde 2024 tras una fusión SPAC, ha captado el interés de inversores como Sam Altman y Peter Thiel. La compañía invertirá 1.680 millones de dólares en una planta de reprocesamiento en Oak Ridge, Tennessee, y prevé encender su primer reactor Aurora en Idaho Falls hacia 2028. Su enfoque busca transformar el residuo nuclear en una fuente de energía rentable para alimentar los centros de datos de IA.
Aun así, analistas como Jed Dorsheimer, de William Blair, advierten que Oklo sigue siendo una empresa de alto riesgo, sin ingresos actuales y con procesos regulatorios pendientes. Su acción ha subido más de 400% este año, pero con fuerte volatilidad.
Debate energético y perspectivas para los mercados
Actualmente, Estados Unidos acumula más de 95.000 toneladas métricas de desechos nucleares, almacenadas de forma temporal en 39 estados. Cada año se añaden unas 2.000 toneladas más, lo que genera un coste anual de 800 millones de dólares para los contribuyentes por falta de un depósito permanente.
A pesar de los riesgos, los defensores del programa sostienen que la energía nuclear es una fuente libre de emisiones, estable y esencial para sostener la competitividad energética y tecnológica del país. Gigantes como Google (GOOGL), Microsoft (MSFT), Meta (META) y NextEra Energy (NEE) ya planean reabrir reactores inactivos o firmar acuerdos de suministro nuclear a largo plazo.
En paralelo, proyectos como TerraPower, cofundado por Bill Gates, avanzan en la construcción de reactores modularesen Wyoming, con metas operativas para 2030. Aunque críticos cuestionan los plazos y costos, el vínculo entre energía nuclear e inteligencia artificial promete redefinir el panorama energético de EE. UU.
Para los inversores, este nuevo auge podría abrir oportunidades en empresas de infraestructura, tecnología y energía limpia, pero también plantea el desafío de gestionar de forma segura uno de los problemas más persistentes del mercado energético moderno: los residuos radiactivos.
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