PUNTOS IMPORTANTES:
- Las acciones de una empresa subieron un 250% tras su OPI, desafiando las advertencias de Jim Cramer sobre su valoración.
- Se trata de Figma, que registró ingresos récord y una alta retención de clientes, respaldada por nombres como Microsoft y Google.
- El fracaso de la compra por parte de Adobe impulsó a Figma a fortalecer su modelo de negocio, consolidando su éxito en bolsa.
Jim Cramer, el famoso presentador de Mad Money de CNBC, tiene una curiosa reputación en Wall Street: cuando él da un consejo, algunos inversores hacen justo lo contrario. Y esta vez, no fue la excepción.
Apenas unas horas antes de que Figma, la popular plataforma de diseño colaborativo, debutara en bolsa, Cramer advirtió a los inversores que se mantuvieran alejados. Según él, la empresa estaba sobrevalorada, con un múltiplo de 54 veces sus ventas y un crecimiento proyectado del 40% que, en su opinión, no justificaba el precio. Pero el mercado, una vez más, le dio la espalda.
Las acciones de Figma, que salieron a 33 USD en su OPI, se dispararon un asombroso 250% en su primer día (31 de julio), cerrando en 115,50 USD.
Este 1 de agosto, las acciones llegaron a superar los 132 USD para luego recortar parte de las ganancias y ubicarse en los 124 USD, tras aumentar un 10% más.
El salto de Figma deja en evidencia el «efecto Cramer inverso«. ¿Qué hizo que los inversores ignoraran las advertencias del gurú financiero? Los números hablan por sí solos: Figma cerró 2024 con ingresos de 749 millones de dólares, un 48% más que el año anterior, y una tasa de retención de clientes del 134%, señal clara de que su modelo de negocio funciona. Además, gigantes como Microsoft y Alphabet ya son usuarios fieles de sus herramientas.
¿Por qué Figma se disparó y falló Jim Cramer?
Detrás de este éxito hay una historia de resistencia. Hace menos de un año, Adobe intentó comprar Figma por 20.000 millones, pero la operación se frustró por cuestiones regulatorias. Lejos de ser un golpe, esto permitió a la empresa centrarse en innovar y capitalizar el creciente interés en las soluciones en la nube. Mientras Cramer veía riesgos, el mercado apostó por un futuro prometedor. Y, por ahora, la balanza se inclina a favor de los optimistas.