PUNTOS IMPORTANTES:
- Tregua comercial alivia mercados pero no disipa incertidumbre.
- Empresas alertan por inflación, caída de demanda y producción.
- Fed y consumidores aún no confían en una recuperación firme.
El alivio en Wall Street contrasta con la tensión en la economía real
El acuerdo entre EE. UU. y China para reducir aranceles en un 115% durante 90 días reanimó a los mercados, pero no logró calmar los temores en la economía real. Aunque el S&P 500 se recuperó hasta niveles cercanos a sus máximos anuales, empresas y hogares siguen enfrentando precios altos, menor producción y confianza deprimida.
Para compañías como Stonemaier Games, la tregua no garantiza estabilidad. “Es una tirada de dados”, afirmó su fundador, tras reducir sus pedidos navideños por la incertidumbre con proveedores chinos. Muchos minoristas adelantaron compras antes del 2 de abril para evitar aranceles de hasta 145%, pero ese colchón logístico se agota rápidamente.
Los datos de abril muestran una caída del 30% en las importaciones en el puerto de Los Ángeles y aumentos en productos como café, aguacates y juguetes. Según el Yale Budget Lab, el arancel efectivo aún promedia 17,8%, frente al 2,5% previo al segundo mandato de Trump.
Inflación, ánimo de consumo y perspectivas de crecimiento se debilitan
Aunque la inflación de abril fue más baja de lo previsto, economistas como Diane Swonk anticipan que podría ser “la última lectura moderada en un tiempo”. El propio vicepresidente de la Fed, Philip Jefferson, ajustó a la baja sus proyecciones de crecimiento e identificó los aranceles como un factor inflacionario si se prolongan.
Moody’s, que recientemente rebajó la calificación de EE. UU., advirtió que el déficit podría alcanzar el 9% del PIB en 2035, lo que pone presión adicional sobre los mercados y las políticas fiscales. Jason Furman, exasesor de Obama, cree que el acuerdo “revirtió parte del daño”, pero advierte que el crecimiento se ralentizará y la inflación persistirá.
En la economía doméstica, señales de alerta se multiplican. El índice de confianza de la Universidad de Michigan tocó su segundo nivel más bajo en la historia. El consumo discrecional retrocedió: boletos para eventos deportivos cayeron más de 12% mensual, y los precios de hoteles y aerolíneas también descendieron.
La excepción Wall Street no alcanza para compensar la fragilidad
Desde la Fed hasta firmas como Church & Dwight, que ya planea deshacerse de marcas para reducir exposición a aranceles, el mensaje es claro: el daño no ha terminado. Empresas pequeñas como Uncle Jerry’s Pretzels ya sienten el golpe, mientras en sectores como energía, logística y tecnología se alerta por presión sostenida en costos.
El fin de la exención “de minimis”, que permitía importar productos menores a 800 dólares sin arancel ni papeleo, afecta a plataformas como Temu o Shein, pero también impone trabas administrativas a miles de pequeños importadores.
En paralelo, se abre una nueva fractura: la economía de sensaciones versus los datos duros. Aunque las cifras de empleo y producción siguen sólidas, el clima general se deteriora. Para muchos hogares, el ajuste ya no es solo teórico. La cesta promedio subirá 2.800 dólares anuales si persisten los aranceles actuales, según Yale.
Una tregua temporal no basta para disipar el riesgo estructural
Pese al optimismo oficial —con Bessent hablando de una “edad dorada” impulsada por recortes de impuestos y desregulación—, otros advierten sobre un riesgo fiscal acumulativo que podría agravar la fragilidad estructural.
Economistas como Karen Dynan o Nikolay Markov coinciden en que el ciclo actual no ofrece bases suficientes para mejorar previsiones: el crecimiento proyectado para 2025 es de apenas 1,1%, frente al 2,8% del año pasado. La Fed se encuentra atrapada entre inflación persistente y debilidad del consumo, sin margen claro para recortar tasas.
A pesar del acuerdo en Ginebra que frenó la escalada inmediata, empresas como FedEx y Flexport señalan que la nueva carga documental es una barrera costosa.
“No es solo un tema financiero. Es una barrera de cumplimiento”
Afirmó Brie Carere, ejecutiva de FedEx.
En palabras de Peter Sand, de Xeneta
“No se puede actuar como si nada hubiera pasado. Si algo nos enseñaron los últimos meses, es a esperar lo inesperado”
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